Pablo Russo debe dejar la casona de la calle 36 que albergó a cientos de
artistas de distintas disciplinas durante once años. “Es un ciclo que se
cierra”, dijo y busca un nuevo espacio para desarrollar su taller de artes plásticas
y grabado.
En la tarde del domingo comenzó el
remate de las obras de Pablo Russo, en el mismo espacio que abrió hace
once años con unos amigos para dictar clases de artes plásticas y música, la
casona de calle 36, entre 25 y 27 que devino en uno de los lugares preferidos
por los artistas mercedinos a la hora de exponer sus cuadros, su música, sus
fotos, sus obras de teatro o sus textos literarios.
El Limonero cierra sus puertas,
no por problemas económicos ni nada parecido. Simplemente al cambio personal
que venía incubando Pablo Russo se le sumó el pedido de la casa del
propietario. En diciembre tiene que dejar la vieja casona que aún alberga en su
patio el limonero que le dio nombre al espacio y ahora busca otro lugar, que
posiblemente se concentre en las clases de arte que dicta el profesor de plástica.
“Es un ciclo que cierra. El
hecho concreto es que me piden la casa; yo lo tomé bien porque venía pensando
en algún cambio y en la posibilidad de hacer otra cosa y darle otra vuelta de
tuerca al lugar. Aprovecho esta situación para cerrar la sede de El Limonero y
después, no sé, tal vez siga en otro lugar con el mismo nombre y con las mismas
actividades. Pero en realidad yo no tengo muchas ganas de seguir organizando
eventos; sino que me gustaría concentrarme en la plástica”, contó el
artista, que adelantó la búsqueda de un nuevo espacio para instalar su taller y
las máquinas que tiene para hacer grabado y cerámica.
“Igual lo vivo con nostalgia
porque pasó mucha gente y hubo muchas experiencias vividas con personas que
conocimos aquí”, destacó Russo sobre el Movimiento Cultural El Limonero. Un
espacio que abrió sus puertas en el año 2000 como un espacio de difusión del
arte plástico y para el dictado de talleres varios y que con los años, la
casona fue un punto estratégico para los artistas locales y el espacio que
impulsó a jóvenes mercedinos que hicieron sus primeras presentaciones artísticas.
A la hora de agradecer, Russo hizo
hincapié en la participación de los artistas en el Movimiento Cultural. “A todos los artistas les agradezco en
primer término y a la gente que se sumó a todos los eventos y que acompañó a
los artistas”, dijo el artista plástico y resaltó que “el Limonero deja
la experiencia de que se puede hacer algo independiente a nivel cultural si se
juntan varias personas que quieren lo mismo y si hay un proyecto o un ideal”.
Hasta diciembre el espacio
cultural seguirá funcionando. Continuará con los talleres y muestras de artes
plásticas, y ya planea el acto de cierre de año y del ciclo de El Limonero en
la casona de calle 36. “La idea es que participen todos los que en algún
momento formaron parte del Movimiento. Los Nadies o Belladona por ejemplo
hicieron sus primeros conciertos acá y me gustaría que toda esa gente esté acá.
La agenda de octubre y parte de la de noviembre está completa”, anticipó
Pablo Russo, que seguirá rematando sus obras para que el cambio y la nueva
etapa comiencen de manera “más liviana”.
Arte y política
“También nos permitió conocer
y entender el panorama social, cultural y político de la ciudad y del pueblo de
Mercedes… después de un viaje que hice saqué conclusiones de cómo se maneja la
ciudad culturalmente. No hay un proyecto y no lo habrá hasta que no se pongan
de acuerdo todas las fuerzas políticas porque se sigue haciendo lo que se hizo
siempre en el país, el que viene destruye lo que hizo el otro y no construye
sobre lo que está bien. Entonces no vamos a crecer nunca si no apuntamos a eso”,
destacó el artista plástico director del espacio que nunca recibió un subsidio
hasta el pasado mes de marzo, cuando comenzó a hacer los trámites de personería
jurídica para definirse como una sala teatral alternativa.
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