lunes, 25 de octubre de 2010

En Esta Temporada Use… “Rojo Pasión”

(Por Susana Spano) Las mujeres han alcanzado un lugar preponderante en la sociedad. Hoy, a diferencia de lo que ocurría en época de nuestras abuelas, son empresarias, científicas o políticas. Dirigen países y pueden realizar tareas impensadas para su género pero, a pesar de sus conquistas muestran un costado vulnerable: “los hombres”.

Hablar de la vida sentimental de las mujeres es entrar en un mundo secreto, rico en vivencias que van desde el ensueño a la pesadilla. Tales experiencias requieren de la confidencia compartida en un lugar especial donde, sin transición, se exaltan las horas felices o las penas profundas. De todos ellos, uno resume el ideal de la condición femenina… el salón de belleza.

Sergio Blanco ideó una obra en la que recrea el tema: siete mujeres relacionadas con un mismo hombre; ignorantes de la situación coinciden, por azar, en la peluquería donde se desarrollará una historia, disparatada, ocurrente e hilarante. Esmeralda (Adriana Ascenso), dueña del salón de belleza, aguarda a sus clientas --mujeres de distinta condición social y económica que asistirán a una boda importante -- De pronto surge un imprevisto: su ayudante renuncia y debe reemplazarla por una asistente despistada y torpe: Ramona (Fernanda Márquez). Las clientas comienzan a llegar: Sarita Mendoza (Liliana Hernández); Doña Pampa (Mary Bell); una amiga muy especial de Esmeralda, Violeta (Susana Ferrero); Zulema French (Liliana Casalla). Cada mujer parece saber algo que no revela; el interrogante se adueña de la escena y saldrá a la luz con la llegada de Maruja (Ana Biagini), una vendedora de cosméticos que, a través de marchas, contramarchas y momentos desopilantes devela la situación. La verdad queda al descubierto. Después de sincerarse las mujeres toman una decisión pero… la realidad ofrece un vuelco inesperado que precipita el final, a través del último cuadro donde ingeniosamente quedan enlazados apertura y cierre.

La puesta de Sergio Blanco mostró un elenco afiatado y dinámico donde se advierte el trabajo de equipo y la buena comunicación. Acertada fue la marcación de las actrices, destacando las aristas de los distintos tipos psicológicos que componen: Esmeralda, ambiciosa y con deseos de aparentar una distinción que está lejos de poseer; Ramona, simpática correntina, desmañada y torpe, que comete error tras error hasta el sorpresivo final; Violeta, la amiga “non sancta” de Esmeralda que logra momentos de impacto; Sarita, santurrona prejuiciosa que esconde bajo esa máscara otra personalidad; Doña Pampa, la eterna despechada que mata sus penas en el alcohol; Zulema, la vengativa y periodista que trazó un meticuloso plan de venganza y, Maruja una insólita vendedora de cosméticos.

En este elenco sólido y equilibrado, merecen un comentario aparte Fernanda Márquez en su composición de la correntina despistada, donde se advierte un buen manejo corporal y escénico para caracterizar a su inefable Ramona y Susana Ferrero que dio vida a una Violeta desprejuiciada y provocativa.

La obra mantuvo durante todo el desarrollo buen ritmo, particularmente en el final con un cambio escénico que tuvo la precisión y celeridad requeridas. Fue acertado, también, el empleo de las luces y el sonido. En suma, Un Rojo Pasión provocativo y risueño que se despide, el próximo jueves a las 21.00, en el Teatro Julio César Gioscio.

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