El libro reúne textos propios que evocan la historias
de nueves mujeres que nacieron y fueron criadas en los primeros años del siglo
XX y que hoy influyen en otras mujeres. La autora presentó el libro junto a
Amalia Repetto, María del Carmen Lossino, Elizabeth Mehaudy, Elisabet Uncal
Basso y Virginia Altube que musicalizó
el acto del sábado pasado.
Mujeres de Dos Siglos fueron convocadas en un libro escrito por la
profesora Mónica Tirone. Nueve historias se relatan allí. Nueve historias en
donde mujeres nacidas a principios del Siglo XX y educadas con el legado del
siglo anterior, vivieron los inicios del XXI, algunas aún viven. El amor como
denominador común en esas historias escritas durante doce años pero conocidas
desde hace varias décadas a través de las mismas mujeres que las vivieron o sus
herederas. Mujeres
ejemplares, algunas mercedinas y otras, no.
En la tarde del sábado pasado, Mónica Tirone presentó su primer libro
bajo el título “Mujeres de dos siglos”, en el complejo Ameghino – Marín. A sala
llena se realizó la presentación de este libro prologado por Mamerto Menapace. Elizabeth
Mehaudy y Elisabet Uncal Basso fueron las responsables de leer algunos
fragmentos de esas historias. Historias de las cuales el público conocería
algunos detalles tras las preguntas que Amalia Repetto le hizo a la autora
Mónica Tirone.
Sobre
el libro
“Las palabras dicen cosas. Esas palabras que
han sido enlazadas con el mismo cuidado, la misma paciencia y la misma audacia
con los que enlaza los puntos de sus tejidos, realmente hacen cosas. En primer
lugar, evocan. No sólo recuerdan, sino que llaman para que cobren vida estas
mujeres de dos siglos. Teresa, Malena, la abuela de Laurita, Manuela, Victoria,
Irma, Marina y la tía Elvira, Inés y Elda. Cada una con su historia particular.
Pero convertidas en personajes que expresan los valores, creencias y problemas
de varias generaciones…
… En segundo lugar, estas palabras perpetúan.
Conservan y extienden como una red las vidas y peripecias de estas
protagonistas. Porque la memoria individual es corta y frágil y la memoria
familiar, también. De una generación a otra se van perdiendo hechos y anécdotas
que son pilares, pero que si la escritura las fija, y en este caso en libro, se
perpetúan. Pasarán los años y siempre estarán a disposición de quienes quieran
conocer el pasado. Su pasado. Y así conocerse, crecer, enriquecerse…
… Finalmente estas palabras tejidas por
Mónica, transforman. Crean un universo donde la vida cotidiana, unos trabajos,
unas cartas, unos viajes, unos paseos, unos nacimientos, unas muertes, toman
colores más nítidos y atractivos de lo que se ven en el ajetreo diario. En
muchos casos convierten al personaje en paradigma, en ejemplo de madre, de
abuela, de hija, de tía, de sobrina, de esposa, de novia y de amantes. En
modelo de amores constantes, más allá de la muerte o de los años. En modelo de
fortalezas para resistir los embates de los años y de la vida. Esto hace la
literatura. Inmortaliza…
… Estas historias que Mónica tejió y que
seguramente destejió y rehízo con esmero merecen más de una lectura. Porque en
el primer contacto que tomemos con ellas, estaremos pendientes de los hechos,
de los personajes y tal vez tratando de reconocerlos, de reconocernos, y de
reconstruir sus lazos familiares. Pero en una segunda o posteriores lecturas,
iremos descubriendo los secretos del tejido porque nuestra autora fue cambiando
el punto y la combinación de colores en cada historia. Cambian los narradores,
interfieren voces que vienen de distintas épocas, aparecen cartas, misivas,
pensamientos, y cuidadosas descripciones de moda, platos típicos, costumbres,
que dan el marco”, explicó Amalia Repetto que luego le hizo algunas preguntas a
la autora sobre los momentos de escritura.
Amasar
cada historia
Así como la profesora Repetto utilizó como
metáfora el tejido a la hora de elaborar los relatos, Mónica Tirone se
identificó más con el proceso de amasado y resumió cómo empezó a escribirlas y
a conocer cada una de las historias. “Estoy convencida de que estas nueve
mujeres, que no son las únicas porque el mundo está lleno de mujeres como
estas. Todos sabemos que estamos rodeados, en muchos casos, por perversos, por
malvados, pero por suerte, en el mundo son más los buenos, porque sino el
planeta no existiría más. La vida me ha
regalado la presencia de estas mujeres. Con algunas he compartido toda la vida,
hasta que partieron, con otras todavía la comparto. A algunas las he conocido
transitoriamente. En esas circunstancias que nos pone la vida. Sus historias me
impactaron y las fui escribiendo…
… La primera de esas historias surgió hace
doce años para regalársela a la cumpleañera que en el aquel momento cumplía 80,
acaba de cumplir 92. Otras personas me han ido contando cosas de su vida, o sus
hijas me las han contado, o las he conocido por las ellas mismas. Me parecían
historias ‘literalizables’, historias lindas para ser contadas a través de la
literatura y por eso las elegí”, resaltó Mónica Tirone respondiendo la primer
pregunta.
“En la cocina de la casa se prepara todo”,
resumió la autora a la hora de explicar cómo fue ese proceso de escritura que
derivó en el libro “Mujeres de Dos Siglos”. “Fui escribiendo las historias a lo
largo de doce años. Cuando me jubilé, obtuve las tardecitas para mí. Fue mucho
porque durante 35 años no tuve tardecitas en mi casa. Me hice el tiempo y
cuando me fui quedando para revisar, volver a amasarlas. A mí me gusta mucho
cocinar con levadura y por eso uso siempre esta metáfora. Un texto es como una
mesa con lavadura. Uno lo amasa, lo deja levar, los vuelve a tomar, lo vuelve a
dejar, hasta que a uno lo conforma y finalmente uno dice, ‘ya está’ y el día
que va a la editorial, está perdido, no se le puede hacer más al texto”, agregó
Tirone sin antes dejar entrever que tenía otras historias para el día de mañana
armar otro libro con poesías, con relatos o con historias para niños.
María del Carmen Lossino dio cuenta de la
personalidad de Mónica. Como vecina, como docente, como amiga y como madre,
aunque muchos de los presentes la conocen en todos o en algunos de estos
aspectos. La música no dejó de estar. Virginia Altube acompañada por Damián
Tessore interpretaron tres temas musicales. Los primeros dos, reflejaron el
amor, temática que se encuentra en los relatos de Tirone, mientras el tercero
fue una chacarera que incentivó a la autora a bailar delante de los presentes.
Acto de
amor
“La presencia de ustedes es un acto de amor.
Así como la escritura. Sé que me quieren, que soy una persona querida porque me
lo demuestra. Pero esa resonancia de la convocatoria me lo hace vivir más
intensamente. Muchísima Gracias…. A todos y a cada uno les agradezco. No hago
más que agradecerle a Dios y a la Vida todo lo que me ha dado. Si he sembrado y
si he cosechado esto, guarda relación directa con lo que sembré, bienvenido
sea. Hemos sido formadas por grandes maestras, grandes profesoras y profesoras,
siempre nos han dado lugar para discutir, para debatir ideas, para pensar. Nos amaron
con la exigencia. Pertenecemos a la generación a la que nos amaron en los
hechos, nos criaron, nos mandaron a la escuela, nos exigían que rindamos, nadie
nos tuvo lástima, nos reconocieron el estatus de persona humana desde que
nacimos, gracias a Dios. Todos confiaron en nuestra capacidad y en que podíamos
ser libres, podíamos discutir, podíamos pensar. Nadie nos dijo lo que teníamos
que pensar. Frente a esto estoy eternamente agradecida….
… En estas mujeres de las que hablo en el
libro, siempre hubo un acto de amor y un hombre al lado. Un hombre que acompañó
hasta el final, o fue acompañado hasta el final. O un hombre que abandonó, pero
siempre hubo un compañero. No soy feminista. No creo que la mujer sola tenga
que hacer cosas, tampoco creo que el varón solo en esta vida pueda hacer cosas,
las hacemos juntos. Porque estamos justamente equilibrados en este universo
para poder avanzar y hacer avanzar el mundo entre los dos. Algunas mujeres han
estado solas toda la vida, e igualmente han vivido con dignidad. Lo que importa
en estas historias es que las generaciones que vengan sepan descubrir las
flores en el camino, saber ver las cosas que otros, tal vez, no vean. La
literatura nos lleva al interior de otros mundos pero fundamentalmente a
nuestro interior”, dijo Mónica Tirone recordando un fragmento de Platero y Yo.
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